La propiedad es un robo

27 junio, 2013 - 18:35h

«Qué es la propiedad?»: «La propiedad es un robo», escribió Pierre Joseph Proudhon en 1840. Era una frase para escandalizar y se convirtió muy pronto en uno de los grandes eslóganes políticos del siglo XIX, un tema esencial del socialismo que entonces emergía, retomado después una y otra vez por marxistas y anarquistas.

Pierre Joseph Proudhon nació en la localidad francesa de Besançon el 15 de enero de 1809 y murió en París en 1865. Su padre era tonelero y su madre cocinera: «Soy pobre, hijo de pobre, he pasado mi vida con los pobres y moriré pobre», declaró unos años antes de abandonar aquel mundo que le tocó vivir.

El mundo que Proudhon vivió, la Francia de mediados del siglo XIX, era una sociedad en transformación, marcada por la industrialización, las revoluciones políticas y la aparición del socialismo. El discurso revolucionario liberal se transformó. Y el derecho de asociación se convirtió en la reivindicación fundamental de los trabajadores franceses. A partir de los años cuarenta, las ideas socialistas adquirieron una presencia notable en el discurso público, en la prensa, en las calles, en los talleres y en las tabernas. Esa mezcla de tradición y modernidad, de experiencias campesinas y de trabajadores de pequeñas industrias, de represión y de atmósfera política de libertades, es lo que conoció y vivió Proudhon y es lo que contribuyó a configurar su pensamiento. Como señala George Woodcock, «Proudhon mismo evolucionó de teórico de un mundo agrario a intérprete de una sociedad industrial».

Proudhon se autoproclamó anarquista y dio el nombre de «anarquía» a lo que él consideraba la organización ideal de la sociedad. Con el tiempo, los propios anarquistas -individualistas, colectivistas o sindicalistas- lo reclamaron como padre del anarquismo. Sus ataques a cualquier manifestación de la autoridad y la exaltación de la libertad y de la igualdad fueron copiados después por Piotr Kropotkin y Mijail Bakunin. Pero el movimiento anarquista salió a la luz bastantes años después de su muerte, tras la escisión entre marxistas y bakuninistas en el seno de la I Internacional, después de que la Comuna de París cerrara el ciclo de barricadas e insurrecciones del siglo XIX.

No fue Proudhon, por lo tanto, un dirigente obrero. Tampoco había en la Francia que él vivió grandes ciudades como las que emergieron en la Inglaterra de la primera mitad de ese siglo. Frente a esos nuevos poderes industriales ingleses, la mayoría de los trabajadores franceses continuaron viviendo en centro mixtos de comercio, administración e industria artesanal. Y hasta la Comuna de 1871, la historia de la protesta obrera en Francia fue básicamente la historia de la protesta de artesanos, orientadas muchas de ellas por republicanos radicales y teóricos socialistas. La tradición política revolucionaria, liberal y jacobina, empezaba a fundirse con el lenguaje y la ideología socialistas. Proudhon representa a la perfección ese intento de fusión. Creó varios periódicos, fue representante en la Asamblea Constituyente de 1848, pasó tres años en la cárcel tras la subida al poder de Luis-Napoleón y su encuentro con Karl Marx señaló los primeros signos de lo que iba a ser un conflicto irreconciliable entre el socialismo «autoritario» y el «libertario».

Proudhon fue uno de los primeros teóricos revolucionarios en denunciar la propiedad utilizada para explotar el trabajo de los demás. Por eso su frase «La propiedad es un robo» resultó tan contundente y fue tan comentada y seguida por los teóricos posteriores. Se trataba todavía de una concepción simple de los problemas económicos y sociales, nada que ver con los grandes planteamientos posteriores de Marx y Engels. Pero era una frase amenazante por los viejos propietarios, para los nuevos burgueses, para los gobiernos defensores de ese emergente orden social capitalista. Así lo entendieron también muchos de sus lectores y los anarquistas que le siguieron. Lo dijo Kropotkin en 1883 en el proceso de Lyon: el auténtico padre de la anarquía era Proudhon. Entre otras cosas, por sus ataques a la propiedad y a los poderes opresores. Una frase para la posteridad y un hombre que encauzó el pensamiento libertario: «La propiedad es un robo». Pierre Joseph Proudhon.

Este escrito se publicó originalmente en la revista Clío, Abril 2002.