La mayoría de los historiadores que, desde Leopold von Ranke (1795-1886), pusieron los fundamentos de la profesión histórica lo tenían muy claro, fueran los historicistas en Alemania o los historiadores empíricos en Gran Bretaña. Un hecho histórico era algo que había sucedido en el pasado y que había dejado huella en documentos para que pudieran ser reconstruidos por el historiador. Esa historia empírica y científica había encontrado desde finales del siglo XIX sus principios básicos: el examen riguroso de las pruebas históricas, comprobadas por una investigación imparcial libre de creencias “a priori” y de prejuicios; y un método inductivo de […]